En Chile estamos hasta la coronilla con la sobre exposición y explotación por parte de los medios de todo lo que es morboso, escandaloso, catastrófico, falso, tendencioso y en definitiva desilusionante. Esta sobrecarga de ejemplos negativos no es inocua sino que dañina y nos afecta emocional y conductualmente tengamos plena consciencia de ello o no.
2017/09/09
Por Eduardo Hitschfeld L.
El Metro de Santiago llegó a un acuerdo tácito con los medios de no reportar los suicidios (personas que se lanzan al paso del tren). Automáticamente disminuyó la taza de estos. Hace pocos años en el diario El Llanquihue, llamó a 30 personas de diferentes estratos para que opinaran como mejorar el diario. Uno dijo que le gustaría mas noticias deportivas. Otro que hubiera una página juvenil, etc. En lo único que coincidieron las 30 personas fue dejar de presentar encabezados mórbidos o truculentos.
El diario no hizo caso, porque existe la idea que sin escándalos no hay ventas. Pero la TV es muchísimo peor; nos invade en nuestros dos sentidos mas importantes de percepción. Vista y oído. Es el intruso que se nos instala en nuestra casa y por doquier. Y demasiadas veces este intruso nos atiborra de mensajes negativos. El “schadenfreude” que significa el placer en la desgracia ajena y que es un pésimo hábito para nuestra salud mental; se practica despiadadamente en la farándula chilena. La manipulación, que es imbuir sentimientos de culpa en otro para que este haga lo que uno quiere. Es especialidad de las telenovelas. Lo falso e hipócrita. Especialidad de los “reality show”.
Pero he aquí que dentro de esta penumbra de superficialismo y desorientación, asoma inesperadamente la luz del sol. Los 33. Un “Reality” de verdad, inundándonos de puros mensajes positivos. Unidad. Fe. Esperanza. Coraje, sobreponerse al miedo invencible. Sin fatalismo estéril. Sin victimización estéril. El fuerte apoyando al débil sin ánimo de vanagloria. La solidaridad venciendo a la soberbia. Disciplina. Colaboración. Virtudes todas que llevaron a un proceder armónico que en definitiva los sacó a la luz. Tenemos mucho que aprender de los 33 mineros .
El filósofo Rousseau dijo que el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe. Es de esperar que estos renacidos, después de una experiencia vital límite, no se encandilen con los “voladores de luces”. Hasta el momento fuera de pequeños despropósito, inducidos obviamente por terceros. Lo han hecho bastante bien.