Opinión: La libertad de ser vulnerables

¿Dónde está el crecimiento? ¿En la perfección o en asumir lo que nos cuesta? En el pasado, nos enseñaron a no demostrar debilidad y mucho menos a revelar desconocimiento. Reconocer era visto como ignorancia y exponernos a que los demás supieran nuestros errores era muerte en vida.

Columna de opinión
18.10.2022
Por Christian Bordón, director de Peercoach y académico de la Universidad Finis Terrae.

Con esa creencia, fuimos construyendo realidades y organizaciones desde supuestos ideales, que nos alejaban de quienes éramos, a tal punto que comenzamos a cansarnos del estar con personas por el solo hecho de tener que callar y ocultar más de lo que podíamos decir o transmitir, aún cuando por naturaleza somos seres sociales que sobrevivimos en manada, buscamos protección, un “lugar” y, lo más importante, esperamos ser valorados por lo que somos, pero  ¿cuánto ocultamos de lo que somos por miedo o vergüenza?

Comparto con Daring Greatly, quien en su libro “El poder de ser vulnerable”, indica que la vergüenza es algo tóxico que crece dentro de nosotros, llenándonos de miedos y limitaciones y que cuando la exponemos a otros desparece en un par de segundos.

Hoy, cuando mostramos nuestros miedos o limitaciones encontramos empatía, respeto, credibilidad y cercanía. Nos mostramos como personas reales y normales, con fortalezas y debilidades. No somos apedreados, enjuiciados o desvinculados, sino que más bien generamos la sensación de ser transparentes y creíbles. Piensa en tu referente, recuerda a esos lideres que marcaron tu vida. Estoy seguro de que ellos tienen algo en común: se demostraron vulnerables en alguna oportunidad y fue justo en esos momentos cuando más cercano lo sentiste.

El primer paso para sentirnos libres de esta pesada mochila es aceptar que somos imperfectos y entender que hoy esa imperfección hace que las personas quieran estar contigo.

El segundo paso es hacernos responsables de nuestra vulnerabilidad y asumir que no tenemos todas las respuestas, pero que junto a otros podemos encontrarlas, resolver nuestros problemas y llegar más lejos.

El tercer paso es utilizar nuestra vulnerabilidad para explorar nuevas opciones y alternativas, conocer nuevas posibilidades y desarrollar al máximo nuestro potencial. Quién sabe, quizás te guste más que lo que ya conocías.

La vulnerabilidad nos da libertad.

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