Calcuta UC es un proyecto fundado en 2004 por la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC). Actualmente más de 150 estudiantes acompañan a las personas al interior de las cárceles, hospitales y hogares. Ofrecen actividades recreativas, brindan compañía y apoyo, superando prejuicios. Es mucho más que un simple voluntariado es una red de estudiantes que lleva esperanza a quienes más lo necesitan.
12.09.2024
Por Constanza Hitschfeld
Calcuta UC es un proyecto que hace 20 años acompaña en el dolor a personas privadas de libertad, abandonadas y enfermas, principalmente en el Centro Penitenciario de San Miguel, Centro de Internación Provisoria, Hogar Nuestra Señora de la Paz, Hospital San Juan de Dios, Hospital Padre Hurtado y Hospital Josefina Martínez. Más de 150 voluntarios acuden todas las semanas reconociendo la dignidad del ser humano, a través de la realización de actividades formativas y recreativas. Comparten con adultos mayores y niños que viven en situación de abandono, formando comunidad y generando vínculos únicos. Visitan a pacientes de larga estadía, de todas las edades, en los centros hospitalarios de Santiago, buscando ser un soporte para los pacientes y familiares.
Entrevista con Magdalena Larraín coordinadora de Calcuta UC: “Más allá de la pobreza económica, existe una pobreza espiritual, social y cultural”
Mientras cursa estudios de Pedagogía Básica en la PUC, Magdalena Larraín es actualmente la coordinadora de la Calcuta UC. Asumió el desafío de liderar este proyecto para mantener un compromiso semanal con los demás, destacando su experiencia en la Ex Penitenciaría de Santiago. Define esta iniciativa como “un proyecto de acompañamiento que busca llevar luz a cada uno de los lugares que, muchas veces, son invisibilizados”.
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¿Cómo llegaste a Calcuta UC?
Llegué al proyecto el año pasado, tenía muchas ganas de hacer algo que me mantuviera con una postura todas las semanas. O sea, no esperar a los trabajos o misiones de invierno, sino que tener algo que me comprometiera todas las semanas con ir por el otro. Llegó esta oportunidad de Calcuta UC, de las inscripciones. Entonces me inscribí a cárceles, a la ex penitenciaria.
Íbamos a una calle (dentro de la ex penitenciaria de Santiago) donde eran personas mayores y me enamoré de la cárcel. O sea, encontré un lugar al que llegué muy nerviosa y con muchos prejuicios tal vez y me encontré con unas personas demasiado lindas. O sea, personas que a pesar de todas las cosas malas que han hecho y que por algo están ahí, también tienen mucha esperanza, buscan ser reconocidos por la sociedad.
También entendiendo, ahí descubrí un poco esto de los prejuicios, de entender la historia de vida de cada una de las personas que llevan a hacer ciertas cosas. Después, yendo a la cárcel, me llamaron del consejo para ver si podía ser jefa de formación dentro del consejo. Dije, obvio que sí, feliz. O sea, feliz de estar todo el año en esto. A fin de año me llamaron para ser coordinadora general.
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¿Qué hacen los voluntarios en el proyecto, quiénes participan y dónde?
El consejo lo componen 15 personas, donde están los jefes de formación, finanzas, cárceles, hogares, hospitales y gestión de voluntarios y comunidades. Con este consejo, lo que hacemos es organizar estas tres áreas que visitamos, que son los hospitales San Juan de Dios, el Hospital Padre Hurtado y Hospital Josefina Martínez.
Están los hogares de la Fundación Las Rosas, que se llaman Nuestra Señora de la Paz, el Hogar La Paz, que queda en Estación Central, que es de las Misioneras de la Caridad. También vamos a las cárceles, nos dividimos en dos áreas, el centro penitenciario de San Miguel, a la que vamos este año, y el CIP, que es un Centro de Internación Provisoria, una cárcel para jóvenes regida por el Sename.
Este año lo que se hizo fue bajar un poco la cantidad de zonas, porque un desafío que teníamos, como proyecto, era que muchos voluntarios se inscribían y después iba pasando el tiempo y dejaban de ir. Entonces dijimos, bajemos la cantidad de zonas para que realmente funcione y darle un poco de chispa al proyecto, que vuelva a revivir, y ahí empezar de nuevo a ir a más lugares. A rellenar bien lo que se tiene y después ir ampliando.
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¿Cómo es el trabajo en cárceles?
Bueno, en cárceles es todo un proceso, más difícil de entrar, porque no es llegar y entrar. Lo que hacemos con los voluntarios es pedir los datos, mandar a todos los ruts y ahí se hace una diligencia para que tengan permiso para entrar. Por eso es muy importante el compromiso de los voluntarios que se inscriben a cárceles, que realmente vayan. Pueden ir todas las semanas o semana por medio, están las dos opciones.
Gracias a Dios, con Gendarmería y con las cárceles a las que hemos ido, hemos tenido una muy buena acogida. Creo que se necesita mucho esto de que la gente te escuche, de que este vínculo real con una persona, que te está escuchando, que le da lo mismo lo que hiciste, que no hay un prejuicio. Entonces creo que la cárcel ha sido como que nos han abierto mucho las puertas.
Obviamente que nos dicen que tenemos que tener resguardos del vocabulario, de las cosas que hablamos, de la forma de actuar. Muchas veces uno es un voluntario que va sin tanta experiencia y puede generar algún resentimiento o rabia interna dentro del que está interno. Entonces también es muy importante hablar con nuestros voluntarios para que vayan con el corazón abierto y desde el ser.
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¿Qué actividades realizan en los centros penitenciarios?
Al interior de la cárcel, lo que hemos hecho es muchas veces, actividades de juego físico. Porque en el centro del Sename de niños, tienen una cancha. Entonces muchas veces vamos a jugar juegos. Después también conversamos mucho con cada uno. Juegos de mesa, pintar, acuarela.
Llevamos distintas actividades, pero no con el fin de enseñar ciertas actividades, sino que con el fin de acompañarnos mientras hacemos alguna actividad juntos. Porque al final ese es el objetivo del proyecto. Al final nosotros lo que llevamos es esa compañía, esa amistad. Muchos tenemos tres años de diferencia con las personas internas.
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¿Y en la cárcel de adultos qué hacen?
En la cárcel de adultos hacemos formaciones muchas veces. Podemos rezar, oración. Hacemos distintas actividades mientras conversamos. Al final lo que más está conectado es el vínculo con la persona más que tal vez una actividad o un taller. Igual creo que podría ser una muy buena idea llevar talleres.
Es un proyecto de acompañamiento. Entonces no es necesario ser católico, pero hay algunos católicos que empiezan a hablar de Dios. Muchas veces hay como esa curiosidad y eso de buscar una esperanza que vaya más allá.
Vamos todas las semanas y a veces van turnándose los voluntarios. Una semana van estos voluntarios y otra semana van otros. Entonces va semana por medio. Pero todas las semanas vamos a la cárcel. Al final, la idea es mantener el vínculo con las personas a las que visitamos y que no sea un, ir a ver porque me dio curiosidad la cárcel y quiero saber lo que hay dentro, si no que porque a mí me importan esas personas y quiero hacer un vínculo y acompañar. También uno recibe mucho. O sea, no es uno el que da, sino que uno es el que recibe.
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¿Cuántos voluntarios asisten?
Tenemos 27 voluntarios en el Sename y 25 en cárceles. Nuestro sueño es volver a tener muchas cárceles, para eso necesitamos voluntarios y compromiso, compromiso social, por las demás personas. Nuestro gran sueño es poder acompañar a todas las personas que muchas veces se ven olvidadas e invisibilizadas dentro del sistema. Entonces, creo que como Calcuta sería un sueño volver, como hace muchos años, se Iba a muchas cárceles.
Después de la pandemia se vio muy afectado el tema del compromiso, somos una nueva generación más individualizada. Los interesados se pueden inscribir en acutis.uc.cl y el Instagram @calcutauc ahí están las inscripciones que abrimos una vez al semestre. Es semestral. O sea, tú te inscribes, por Instagram estamos todo el rato informando cuándo vienen las inscripciones.
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¿Qué trabajo realizan en hospitales?
Los hospitales son lugares preciosos que necesitan mucha compañía. Muchas veces no solo para los niños porque vamos a la parte de pediatría. Muchas veces para los papás que están pasándolo mal por las enfermedades de sus hijos. Durmiendo en el piso porque no tienen camas. Entonces a veces necesitan desahogarse y conversar. También llevamos juegos para los niños para pintar, dibujar, conversar y jugar. Eso serían en el Hospital San Juan de Dios.
En el Hospital Padre Hurtado vamos a acompañar en la sala de espera a todos los familiares. Entonces ahí estamos con café, con unas galletitas, conversando y esperando los resultados de los familiares. En el Hospital Josefina Martínez, un hospital donde muchos niños tienen traqueotomía. Entonces muchos no hablan, pero lo que vamos a hacer es acompañar, jugar, hacer reír. Leemos libros, jugamos con peluches.
Es muy necesario Calcuta UC para los niños de hoy día, pero también para los niños del futuro, seguir expandiendo este proyecto y que las personas se involucren con el otro.
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¿Qué trabajo están haciendo en hogares?
Estamos en un hogar de adultos mayores que ahí vamos a muchas veces conversar. Muchas veces los adultos mayores están muy solos, no reciben visitas de su familia y han sido hasta rescatados, estaban abandonados en sus casas. Entonces vamos a conversar como si fuéramos sus nietos. Pero también llevamos bingos y juegos, los acompañamos a comer y hacemos que esa tarde sea más corta para ellos. En verdad lo agradecen, por favor vuelvan, por favor vuelvan. Uno queda enamorada, necesito volver a este lugar y la acogida es preciosa. Creo que por sobre todo en ese amor que a uno le entregan y que uno entrega. Como ese encuentro.
Vamos a un hogar de niños de las Hermanas de la Caridad, donde tienen a tres niños que viven ahí y están enfermos, entonces las hermanas los cuidan. También ellos reciben a madres solteras, también tienen niños ahí y reciben a los niños de la población de Estación Central. El Hogar La Paz, de las Hermanas Misioneras de la Caridad. Nos reciben felices porque las hermanas necesitan mucha ayuda porque son pocas.
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¿Cuántos voluntarios tiene Calcuta UC?
Calcuta UC lo conformamos 151 personas, entre voluntarios y el consejo. Este año mucha gente conoció el proyecto y estos voluntarios que hoy conforman, es un número superimportante.
El nivel del compromiso tiene que estar al mismo nivel que el dolor de las personas. Creo que esa es la mayor motivación porque esas personas te esperan y están llenas de dolor muchas veces. Entonces uno se tiene que involucrar con la realidad, que es un llamado para todos los jóvenes. No es sólo para los jóvenes católicos, también para todos, para involucrarnos por los demás.
Por una sociedad más digna, más justa, donde el amor sea el que prevalezca. Creo que los voluntarios de este semestre están muy motivados. Ya empezamos las salidas esta semana y muy felices por haber empezado. Con muchas ganas de aportar, con muchas ideas. Calcuta UC es un lugar abierto para todos.
Con ganas de realmente involucrarse con las personas. También creo que es un llamado a que. El desafío es que en octubre y noviembre siga esa motivación.
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¿Qué mensaje le envías a los voluntarios?
Que se atrevan y se involucren con el otro. Que al final hay una persona que los está esperando. Una persona que puede ser un amigo y que al final, si ellos no lo hacen, probablemente otro no lo haga. O sea, cada persona está interpelada a ser parte. Hay espacio para ustedes. En verdad que es ser uno, que sean ellos mismos desde su autenticidad. Ser voluntario en Calcuta UC es ser auténtico.
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¿Qué aprendiste en Calcuta UC?
Al final, uno es el que recibe más. O sea, el voluntario, cualquiera, es el que termina recibiendo. A mí no me gusta ver la caridad como si uno fuese el que ayuda. Si no que es algo mutuo. Acá se da un encuentro precioso de amor y comunidad. Somos seres sociales.
Lo que yo he ganado en esto es recibir mucho amor y cariño de las personas. De cada persona que está enferma, cada niño, cada persona que está privada de libertad, he recibido un amor inmenso. Al final es una relación.
Al final somos personas, tenemos dignidad y que, pase lo que pase, hagas lo que hagas, eres digno de amor igual y sigues siendo persona. No hay algo que te quite el ser persona, la dignidad. Cada una de las personas es el reflejo de su historia. Realmente ser empático, tal vez si yo hubiese tenido la misma historia de vida, tal vez también estaría en la cárcel o peor.
Al final también es ser consciente y agradecido de los caminos que uno toma, pero también aprender a valorar a todos. En la sociedad están superinvisibilizadas las personas que sufren.