La dieta mediterránea y otros hábitos saludables podrían reducir el riesgo de padecer Alzheimer, según diversos estudios. Aunque no existe cura para la enfermedad, mantener una alimentación rica en antioxidantes y flavonoides, además de fomentar la actividad física y mental, es clave para preservar la salud cerebral y retrasar el deterioro cognitivo.

09.09.2024
Por Betsabé Flores

Por todos es sabido que la alimentación juega un rol fundamental en la salud y bienestar de las personas; sin embargo, el cada vez más acelerado ritmo de vida que llevamos junto al menor tiempo que dedicamos a comer bien estaría teniendo efectos directos en nuestra salud. No obstante, ¿existirán alimentos específicos que ayuden a prevenir algunas enfermedades como el Alzheimer? De acuerdo a expertos, no la prevendrían, pero sí podrían reducir el riesgo de padecerla.

El Alzheimer: una de las demencias más comunes

La medicina ha identificado diferentes tipos de demencia, siendo el Alzheimer una de las más comunes y prevalentes en todo el mundo. Su aparición se caracteriza por el deterioro de diversas funciones cerebrales que repercuten en la pérdida de capacidades cognitivas y motoras, llegando incluso a impactar en la independencia de quienes la padecen.

A juicio de Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos de Farmacias Ahumada, distintos estudios demuestran que los hábitos serían claves en mantener la salud de nuestro cerebro. “Los principales factores de riesgo para el desarrollo de demencia es la edad avanzada y el antecedente genético y, hasta la fecha, no existe cura para esta enfermedad. Sin embargo, hay cierta evidencia que muestra que podemos tomar acciones que podrían ayudar a reducir el riesgo de padecerla y en donde la dieta contribuiría”, comenta la doctora.

Alimentos que favorecen al cerebro

“Estudios muestran que pacientes que tienen mejor adherencia a la dieta mediterránea tienen menor incidencia de deterioro cognitivo leve y enfermedad de Alzheimer. Por lo que, en general, se recomienda consumir este tipo de dieta. Además, varios estudios han sugerido que la adherencia esta dieta disminuye las complicaciones cardiovasculares, incluido el accidente cerebrovascular”, indica la profesional. Entre los alimentos considerados en la dieta Mediterránea destacan las frutas y verduras, cereales integrales, los frutos secos y semillas, baja o moderada cantidad de proteínas de pescados, ave y lácteos, y aceite de oliva como fuente importante de grasa.

De acuerdo con Galarce, estudios observacionales han encontrado una asociación entre una mayor ingesta dietética de antioxidantes y un menor riesgo de Alzheimer.  “Los datos de ensayos aleatorizados sugieren que la vitamina E, un antioxidante, puede ser beneficiosa para retrasar la progresión de la enfermedad ya establecida en pacientes, aunque no se recomienda la suplementación con esta vitamina u otros antioxidantes para la prevención de la Alzheimer u otros tipos de demencia”, menciona.  Algunos de los alimentos que la contienen son los aceites vegetales de maíz (como los aceites de germen de trigo, girasol, cártamo, maíz y soya), frutos secos (como las nueces, las almendras, el maní y las avellanas), semillas (como las semillas de girasol) y hortalizas de hoja verde (como las espinacas y el brócoli).

También, la ingesta de frutas con alto contenido de flavonoides (p. ej., arándanos y frutillas) se ha asociado con tasas más lentas de deterioro cognitivo. Se cree que los flavonoides tienen acciones antioxidantes y antiinflamatorias que pueden contribuir a un efecto protector del cerebro. Según un estudio realizado por investigadores del Hospital Brigham and Women’s de Harvard, las mujeres que consumían dos o más raciones de frutillas y arándanos a la semana, retrasaban el deterioro de la memoria hasta en dos años y medio.

Para Galarce, “a pesar de que una buena alimentación podría ayudar a disminuir el deterioro cognitivo, debemos también considerar otros factores que son tanto o más importantes, como estimular la mente de manera constante, leer más de 10 minutos al día, desarrollar puzles o sopas de letras, mantener relaciones sociales con amigos y familia y evitar consumos nocivos como el cigarro o el alcohol. Existen investigaciones que demuestran que las personas que se mantienen física y mentalmente activas, y socialmente conectadas parecen tener menos probabilidades de desarrollar demencia en comparación a aquellas que no lo hacen. Estas actividades pueden generar una mayor reserva mental o resiliencia, lo que retrasa la aparición de los síntomas hasta una edad más avanzada”.

El Alzheimer es la principal causa de demencia a nivel global, cuya prevalencia aumenta con el envejecimiento poblacional, y de acuerdo con la Encuesta de Dependencia, en Chile alcanza un 7,1% en personas de 60 o más años. “A lo largo de los años, se han estudiado factores de riesgo que predisponen a su desarrollo, así como a otros tipos de demencia, como los vasculares que serían relevantes ya que son potencialmente modificables. Por esto, es necesario poner un énfasis en el rol que desempeñan los hábitos, entre ellos, la dieta que llevamos.”, finaliza la doctora.

Sra. Directora:

Respecto al final de la vida, una realidad de la que no podemos huir, tenemos dos alternativas: eliminamos a los que sufren o los cuidamos en este proceso. En ese sentido, debemos reflexionar si es correcto que, como sociedad, demos como primera y urgente solución al sufrimiento de los pacientes con enfermedades crónicas, o incluso otras causas como la demencia, la depresión, síndromes geriátricos, el sufrimiento psíquico o moral/espiritual, la opción de que el estado facilite su pronta e indolora eliminación. Así, la aprobación de una ley de eutanasia, sería una salida cómoda y económica, por parte del estado, para “solucionar el problema” de aquellas personas que sufren, en lugar de otorgar los cuidados y terapias que requieren y merecen. Frente a la segunda alternativa, quienes trabajamos en cuidados paliativos, y muchos otros profesionales de la salud, creemos que los pacientes en condición de terminalidad, deben ser tratados con la dignidad que todo ser humano merece, contando con un lugar y personas que les entreguen cuidados de acuerdo a la multiplicidad de necesidades que se presentan en el proceso de enfermedad, que les trasmitan confianza y seguridad, con conocimientos y recursos para otorgar este tratamiento, especialmente el control de síntomas. Por todo ello, necesitamos de manera urgente, que se ponga en marcha lo más rápidamente posible la ley de Cuidados Paliativos Universales, aprobada en marzo del 2022, que implica entrega de recursos para la prestación de servicios y formación para quienes otorgarán esta atención. Una sociedad más humana no mata al que sufre, aunque este se lo pida, sino que lo cuida y acompaña hasta el final.

Ximena Farfán Zúñiga
Enfermera. Mg. Cuidados Paliativos
Universidad de los Andes
23.11.2022

A pesar de no tener cura, un diagnóstico temprano del Alzheimer puede prolongar la funcionalidad del paciente. Aumentando sus años de vida y bienestar. De acuerdo a expertos del Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos, los cambios en el cerebro se inician mucho antes de la presentación de los primeros síntomas. Presentando cierta toxicidad, como la acumulación de proteínas a niveles fuera de lo común.

19.08.2022
Por Betsabé Flores

El Alzheimer es la forma de demencia más común a nivel mundial. Llegando a representar entre el 60% y el 70% de los casos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se caracteriza por deteriorar la función cerebral de forma progresiva. Generando no sólo la pérdida de la memoria, sino que también de funciones motoras. Lo que genera dependencia total y posterior muerte a quienes la padecen.  Su prevalencia aumenta con la edad. Estimándose entre 0,6% y 1% en el rango de los 65-69 años y cercano al 30% en edades iguales o superiores a los 90 años. Aunque uno de los factores determinantes es la edad, esta enfermedad puede comenzar a presentar síntomas desde mucho antes.

“En general, es una enfermedad que está infradiagnosticada. Cuando se hace, suele darse en fases más avanzadas. Lamentablemente, hablamos poco de este tipo de patologías, generando barreras para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento para ralentizar su avance”, señaló Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos de una farmacia de cadena.

De acuerdo a expertos del Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos, los cambios en el cerebro se inician mucho antes de la presentación de los primeros síntomas. Presentando cierta toxicidad, como la acumulación de proteínas a niveles fuera de lo común. “La sintomatología también varía en cada persona. Mientras algunos comienzan a notar problemas con su memoria, otros pueden tener dificultades para realizar actividades de pensamiento. Los cuales suelen vincularse con achaques propios de la edad”, indicó Magdalena Galarce.

En este sentido, el informe 2022 de la Asociación Americana de Alzheimer se debe poner mucha atención al Deterioro Cognitivo Leve (DCL). Ya que no sería normal ni parte del proceso típico de envejecimiento. Para la médica, “resulta clave poder distinguir y diagnosticar los problemas cognitivos que sí se generan por el envejecimiento y los relacionados por este deterioro debido al Alzheimer. Por esto es tan complejo diagnosticar esta enfermedad”.

Detección temprana

De hecho, para la detección temprana de la patología se han propuesto biomarcadores. Numerosas pruebas neuropsicológicas para evaluar las distintas funciones cognitivas en la fase temprana. “Sin embargo, es necesario contar con datos claros sobre confiabilidad, validez y sensibilidad de las pruebas útiles para esta tarea. Lamentablemente, aún gran parte de las versiones de estas pruebas usadas en Chile son extranjeras. Sin datos normativos claros para la población chilena”, comentó Magdalena Galarce.

Debido al envejecimiento de nuestra población, la propuesta del Plan Nacional de Alzheimer y Otras Demencias estima que en 2050 más de 600 mil personas padecerán alguna de estas afecciones. Posicionándose -actualmente- en el tercer lugar de las enfermedades causantes de pérdida de años de vida saludable por muerte prematura y discapacidad.  En este sentido, la facultativa entregó algunas señales a las que debemos estar atentos:

Primeros síntomas de Alzheimer

  • Cambios de memoria que dificultan la vida cotidiana. En etapas tempranas, una de las señales más comunes es olvidar información recientemente aprendida, fechas o eventos importantes. Además de pedir la misma información en repetidas veces. “Los cambios típicos relacionados con la edad se diferencian ya que una persona puede olvidarse de nombres o información de vez en cuando, pero luego lo recuerda”, indicó Galarce.
  • Dificultad para resolver problemas. Mientras que la edad podría hacer que cometas algunos errores cuando sumas o restas, el Alzheimer se expresa en cambios en las habilidades para trabajar con números. Como las cuentas mensuales, o seguir un plan.
  • Problemas con el lenguaje, verbal o escrito. Se les dificulta mantener una conversación, ya sea porque pierden el hilo de la misma, repitan muchas veces una misma idea o llamen a las cosas por un nombre incorrecto. Por el contrario, una persona mayor sana quizás podría encontrar dificultad para encontrar la palabra exacta, pero puede mantener una conversación sin problema.
  • Pierden la iniciativa para realizar tareas o actividades cotidianas. Las personas con Alzheimer pueden dejar de tener la iniciativa para sus pasatiempos, actividades sociales o proyectos del trabajo. Debido a la dificultad que comienza a experimentar para entender hechos recientes o cómo se realiza una tarea determinada. Por su parte, una persona que sólo está envejeciendo sólo se cansa ejerciendo ciertas obligaciones o actividades, pero vuelve a realizarlas.

Estrategias no farmacológicas

La ciencia aún no tiene claridad absoluta de los factores que inciden en que una persona desarrolle esta patología. Los tratamientos disponibles actualmente no son capaces de curar el cuadro. Por lo que las estrategias no farmacológicas -relacionadas con los cambios en los estilos de vida- juegan un rol fundamental a la hora de prevenir a largo plazo el desarrollo de esta enfermedad. Existen investigaciones que han demostrado que mantener un estilo de vida activo, una dieta balanceada y saludable, un mayor nivel educacional, participar de actividades sociales y evitar el consumo de alcohol y cigarrillos podrían reducir el riesgo de las demencias.

“No existe tratamiento que cure esta enfermedad. Pero sí existen medicamentos que pueden mejorar temporalmente alguno de sus síntomas y que retardan el avance de ésta. Prolongando las funciones e independencia del paciente. Por esto, es clave detectar las señales a tiempo. Consultar con un especialista en caso de duda o la aparición de alguna de ellas”, finalizó Magdalena Galarce.

 

Es ciencia cierta pensar que todos queremos a nuestro organismo como la casa que es. Y claro que nadie quiere vivir en un lugar que no esté en condiciones. Es por eso quizás que muchos investigadores del mundo están buscando cuáles son los factores que ayudan a que nuestro organismo se sienta más cómodo con el ambiente que le toca transitar. Así como las cartas que nos repartió el destino a la hora de trabajar y ser parte de una familia. Uno de esos sería tocar un instrumento.

25.10.2021

Y es así que surgen investigaciones como la que llevó adelante la educadora neuromusical Anita Collins. Que señalan por ejemplo que tocar un instrumento tendrá no sólo el placer de poder realizar música. Sino también que están demostrando que trae consigo grandes beneficios para el organismo. Desde poder regular los niveles de estrés a los que nos vemos sometidos de forma diaria. Hasta mejoras en el coeficiente intelectual de las personas que realizaron esta práctica durante un año.

Es innegable que la música toca fibras en nuestro organismo que difícilmente otros métodos puedan alcanzar. Desde la magia de las orquestas que generalmente componen la música de las películas que tanto amamos. Hasta las nuevas tendencias del trap y metal que tanto apasionan a los más chicos. Indistintamente de los gustos, queda claro que la música tiene un contacto con nuestro organismo que muy pocas otras actividades pueden presumir.

La investigación en pandemia

La página web DIYS.com, una de las comunidades más grande del mundo de “hazlo tú mismo”, llevó adelante una investigación entre sus seguidores que tuvo decenas de miles de participantes. Para determinar si tocar un instrumento tenía mejoras en el coeficiente intelectual. Encontraron que las personas que aprendieron a tocar un instrumento tuvieron mejoras en promedio en un 10% por encima de la práctica de otros hobbies. Como serían pintar, correr y leer.

Esto demuestra que realizar esta actividad traerá múltiples beneficios. Sobre todo para los más chicos. Que en gran medida están buscando algo que los apasione y al mismo tiempo los desafíe. Además, hoy en día es todavía más fácil aprender a tocar la guitarra mediante un curso online. Que está disponible las 24 horas los 365 días del año. Es que si algo tienen las generaciones actuales es que prefieren realizar las actividades a sus tiempos y sin presiones.

Beneficios de tocar un instrumento

Por otra parte, tocar un instrumento a largo plazo también mejorará la memoria. Ya que está demostrado que ayuda a combatir enfermedades como el Alzheimer y la demencia. Además, está entre las actividades que más ayudan a fomentar la creatividad. Aspecto vital para los más chicos que están inmersos en el mundo digital. Y quizás están algunos pasos más atrás en ese aspecto.

Otro de los grandes beneficios, que también tendrá su impacto en los más chicos, es el de potenciar la autoestima. Estar en el centro de atención, tocando notas que conmuevan a los presentes, llevará a una mejora sustancial en sus capacidades. Así como la de los adultos, para relacionarse con sus pares a futuro.