Paseando por nuestros bosques y campos podemos ver una gran variedad de aves. Distintas especies. Algunas nos resultan más llamativas por sus bellos colores, otras por su armonioso canto y también están aquellas que capturan nuestra atención por su singular comportamiento. Pero hay una especie que por su tamaño, hábitos y apariencia ha llamado la atención de los seres humanos desde tiempos inmemoriales. Les hablo del tucúquere, conocido en el mundo científico como Bubo magellanicus, el búho más grande que de Chile. Esta ave nativa debe su nombre a la onomatopeya de su más típica vocalización: “tucuuuuuuquer…” (algo así), y a que el pueblo Mapuche la llamaba tukuu, palabra que fue derivando con el tiempo hasta su nombre actual.
Este imponente animal de penetrante mirada se puede encontrar en Sudamérica desde el centro de Perú al oeste de Bolivia, también al oeste de Argentina y en todo lo largo y ancho de nuestro país, desde la costa hasta las alturas de los Andes. El tucúquere habita principalmente zonas boscosas y quebradas cordilleranas, aunque es común encontrarlo también en muchos tipos de ambientes diferentes, como matorrales, campos agrícolas y en la estepa magallánica. En general, necesita de los bosques y grandes árboles para reposar durante el día, ya que es un ave esencialmente nocturna.
Es un ave de gran tamaño con un cuerpo y una cabeza voluminosos y alas anchas. Tiene un pico fuerte encorvado hacia abajo, característica distintiva de las aves cazadoras o mejor conocidas como rapaces. También tiene unas fuertes garras para atrapar e inmovilizar a sus presas. El plumaje es de tonos cafés, negros y amarillentos, y comúnmente las hembras son más oscuras. Estas, además, como sucede también en otras especies de aves rapaces, son de mayor tamaño que los machos, siendo esta la principal característica para distinguir ambos sexos. Una característica llamativa de su aspecto, y que lo diferencia de otros búhos, son unas plumas en la cabeza que se asemejan a unas largas orejas puntiagudas. Pero quizás lo más característico del tucúquere son sus enormes ojos, grandes en relación al tamaño de su cabeza, de un profundo color amarillo y ubicados frontalmente.
Se alimenta principalmente de roedores, también de otros mamíferos pequeños, de aves, reptiles, anfibios, insectos y arácnidos. Entre sus presas se encuentra el ratón oliváceo (Abrothrix olivaceus) y el ratón de cola larga (Oligoryzomys longicaudatus). Este último es reservorio y transmisor del virus Hanta, el que puede ser transmitido al ser humano y provocar graves consecuencias en la salud. Por eso el tucúquere, junto a otras aves rapaces, es un perfecto controlador de las plagas de roedores, lo que, a su vez, ayuda a controlar enfermedades.
El tucúquere no se encuentra clasificado en ninguna categoría de conservación de la Ley de Caza o del Reglamento de Clasificación de Especies. Sin embargo, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) lo clasifica como una especie de Preocupación Menor ya que, según afirma, la tendencia poblacional parece ser estable en el tiempo, lo que quiere decir que el número de individuos no está disminuyendo pero tampoco aumentando.
Conocer las especies con las que compartimos nuestro hogar es el primer paso para protegerlas. Así que ahora que ya conoces al tucúquere puedes hablar de él a tus amigos y familiares, reconocer su canto y juntos ayudar a que esta importante especie siga viviendo junto a nosotros.