La Cueca

De Osvaldo Barril León

“La Cueca es como una flor.
Elegante y primorosa,
Perfume esencia y color,
De la más delicada rosa”.

(…)

La Cueca con gracia

En el campo donde están mis raíces todos bailábamos la cueca. La auténtica como debe ser, hombre y mujer, ambos con pañuelo. La esencia de nuestro baile nacional comienza con la invitación, la ubicación frente a frente, las palmas y luego la doble S, lo que comúnmente se escucha como el ocho” Maruja Torres Monje. 

La bailarina

El 2 de mayo de 1968, Maruja Torres Monje, comenzó su Academia de Danza y Ballet Clásico en el gran salón del Club Alemán de Puerto Varas. Hasta la fecha ha instruido a más de cinco mil alumnos en las normativas y técnicas, necesarias para la adquisición de destrezas que, por casi medio siglo, han sido representadas en las galas de fin de año para toda la comunidad.

Nació en la comuna de San Pablo, provincia de Osorno. Creció en los campos cercanos a Río Bueno debido al trabajo de sus padres. Cursó estudios básicos y medios en una escuela rural y en la ciudad de Osorno donde conoció por primera vez la palabra Ballet.

Hace más de medio siglo, porque este año cumplo medio siglo como profesora, cuando no había televisión en Chile, no sabíamos nada del ballet. Pero en mi casa siempre se bailó bailes de salón tales como la cueca, vals, cha cha chá, mambo, rancheras y mazurka, entre otros” explicó mientras demostraba en pie como se baila esta última contando el ritmo “1, 2, 3 y 1, 2, 3”.

Sonrían, espalda y cuello erguidos, contraigan glúteos y piernas, hundan la guatita, respiren y sigan con la vista el movimiento de sus manos” solía decirnos Maruja en las clases de Ballet que impartía en la sala Arnoldo Jansen del Colegión Germania en 1988. Enseñando de generación en generación sus últimos años en la  Academia de Danza Municipal de Puerto Varas.

Disciplina, talento y pasión por la danza

Tenía 16 años cuando escuché por primera vez el vocablo Ballet. En Osorno había una profesora que tenía una Academia de ballet en un salón del Hotel Waegger. A escondidas de mis papás mis pasos se dirigieron hacia dicha academia de María Elena Scheuch. La profesora me hizo una evaluación, otorgó una beca para estudiar y habló con mi mamá para que me diera permiso porque en ese tiempo estudiaba y trabajaba. Por primera vez me puse una maya y zapatillas de ballet que me regaló mi maestra” comentó emocionada Maruja.

Desde el primer día a la bailarina local le encantó el ballet, la técnica, la disciplina, los adajios (movimientos suaves inspirados en la música clásica). Ocho años después comenzó una búsqueda de conocimiento participando en diferentes seminarios.

En 1967 me enamoré, me casé y me vine con una maleta cargada de ilusiones a Puerto Varas. Después de contraer matrimonio, quedé embarazada de mi única hija y amada Ximena. Allí fue cuando un día un buen amigo artista y fotógrafo reconocido, de toda la vida, Hardy Shaefer, me dio el impulso para comenzar una academia de danza. Las primeras puertas que se me abrieron fueron las del gran salón del Club Alemán”.

Sus alumnas

Maruja es un ejemplo de lo que se puede hacer, a veces, con muy poco cuando tú tienes mucho amor por lo que haces. Ella ha dejado una impronta en muchas mujeres de Puerto Varas, que sienten un especial cariño por ella. Ella es la tía Maruja. Puerto Varas le debe mucho a la Maruja” comentó Cecilia Weisser Pino ex alumna de 1970.

Gracias por ser una mujer de gran valor que cuida a sus estudiantes con gran amor. Gracias por dedicar su tiempo, no solo a dar conocimientos, sino que a formar la vida de cada alumna con dedicación. Gracias profesora por no dejarse vencer por aquellas alumnas que son difíciles, que han puesto a prueba su paciencia y constancia, con gran cariño las ha ayudado. Muchas gracias querida Maestra por permitir que cumplamos nuestros sueños y alcancemos nuestras metas porque ha sembrado vida en sus estudiantes para ver en el futuro frutos de alegría y bendiciones en nuestros corazones que ha formado con tanto amor y responsabilidad. Le agradecemos ser nuestra hada madrina la cual nos ayuda a lograr nuestros sueños de algún día ser bailarinas profesionales. Felicidades porque cada día es un avance en este camino y hay que celebrar que Dios le ayudó para finalizarlo con éxito. Gracias por toda su entrega, por el compromiso que tiene con sus estudiantes hasta ver su aprendizaje y buen desarrollo. Gracias por su labor tan valiosa que lleva adelante día a día sin desmayar. Pedimos a Dios que siempre le de fuerzas y sabiduría en todo lo que haga. Las alumnas llegan y se van, pasan por su mirada, sus bellas palabras y su actuar, pero usted deja en ellas su significativa huella de disciplina y buen desempeño. Que siempre le vaya bien, que tenga buena salud y mucha alegría y que Dios bendiga cada uno de sus días” escribieron las alumnas de la Academia Municipal de Danza de Puerto Varas promoción 2015.

Disciplina y pasión, ejes sobre los que giró la bailarina Maruja Torres Monje, quien bajó del escenario para poder admirar la gracia y dedicación de sus queridas alumnas. Un legado que jamás olvidaremos .

Constanza Hitschfeld Weisser
Constanza Hitschfeld Weisser Periodista
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