La socióloga fundadora de Esther Pineda G Consultora de Género y Equidad, en entrevista con Diario Puerto Varas explicó que los grandes problemas que tienen las mujeres en América Latina son la violencia machista y femicidio. Esther Pineda afirmó que “creo que estamos concentradas, estamos intentando, en trabajar en mantenernos vivas”.

24.05.2023
Por Constanza Hitschfeld y
Francisca Vargas

Esther Pineda, socióloga y escritora, conocida por sus aportes sobre la mujer y discriminación racial a personas afrodescendientes, profundizó sobre su trabajo en entrevista con Diario Puerto Varas. Egresó de la Universidad Central de Venezuela donde obtuvo un postdoctorado en Ciencias Sociales. Investiga y analiza tópicos como machismo y misoginia, estereotipos y roles de género, violencia de género, femicidio, discursos y representaciones sexistas en los medios de comunicación.

La escritora aclaró que, respecto del feminismo, el rol del hombre es interpelar sus propias prácticas y dinámicas. Esther Pineda se refirió al papel que cumplen los medios de comunicación en la reproducción de estereotipos y prejuicios en la comunidad. Afirmó que “la existencia de sexismo y la misoginia nos daña a todos como sociedad” 

¿Qué entiendes por feminismo? ¿Cuál podría ser una definición actualizada para Latinoamérica de la palabra en sí? 

“El feminismo básicamente es un movimiento, para mí es un movimiento, una teoría y una praxis. La idea correcta que tengo de feminismo implica teorización, problematización, reflexión sobre esas distintas formas de desigualdad, discriminación y violencia que nos afectan como grupo social, pero también una praxis, una acción, un movimiento, una movilización para la transformación, para la incorporación de esas ideas y esas reflexiones y sus intentos de transformación”. 

“Lo importante, yo creo que es entender que el feminismo y lo valioso de romper con esa concepción tradicional del feminismo hegemónico que durante mucho tiempo ha sido la idea del feminismo europeo, del feminismo norteamericano y que tiene que ver mucho con que es donde más se produjo, lo que más se consumió acá también y que el hecho que estemos pensando, estemos produciendo, estemos escribiendo, estemos problematizando desde América Latina también comienza a dar otras herramientas a las mujeres para esa teoría y esa praxis que incorpora otras miradas más vinculadas a las realidades y problemáticas concretas que nosotros tenemos pero también a la diversidad nuestra”. 

“Nuestra diversidad tipo racial, nuestras particularidades socioeconómicas y en cómo se intersecciona el problema. Sí, todas las mujeres vivimos sexismo, violencia y vivimos la discriminación sexista y misógina, pero lo importante es entender que no todas las mujeres latinoamericanas lo vivimos de la misma forma, porque en algunos casos estas formas de desigualdad, discriminación y violencia se profundizan, sobre todo en las mujeres de menos recursos, en las mujeres racializadas, indígenas o afrodescendientes”. 

En este análisis, ¿Cuál es el rol del hombre?

“El rol del hombre, siempre es una pregunta que ellos a veces hacen, ¿cuál es el rol nuestro dentro del feminismo? El rol no es en el feminismo, el rol es en la interpelación de sus propias prácticas, de sus propias dinámicas. El rol es el del cuestionamiento interno y la interpelación a su propia masculinidad y de ellos con sus pares. No se trata de que los hombres salgan a marchar junto con nosotras. No, ese rol no genera un aporte en el cambio ni en la transformación”. 

“El rol es justamente ellos comenzar a cuestionarse en los imaginarios y en las concepciones que han tenido con la tensión socializada sobre la idea de que las mujeres son inferiores, la idea de que son de su propiedad masculina. Históricamente ha sido que estamos bajo lo masculino, el padre, el marido, el hermano. Entonces es comenzar a cuestionar sus prácticas, comenzar a cuestionar sus imaginarios, comenzar a cuestionar su propio lenguaje. La forma en la que se expresan, se tratan, se dirigen a las mujeres”. 

“Es un elemento clave para comenzar a desmontar estos prejuicios, estereotipos y a romper también la complicidad masculina que es lo que ha permitido el sostenimiento por mucho tiempo de estas prácticas y su continuidad”.

Hay un discurso de 2015 de Emma Watson, donde ella dice “no nos podemos ayudar a nosotras mismas si no ayudamos a los hombres”, explicando que este machismo imperante también los agrede a ellos. ¿Qué opinas tú de eso?

“La existencia de sexismo y misoginia nos daña a todos como sociedad. Nos daña, por supuesto, directamente a las mujeres, que somos el grupo receptor de esas formas de discriminación, desigualdad y violencia de forma explícita y directa pero daña a toda la sociedad”. 

“A los hombres se les impone el ejercicio de una masculinidad  con unas determinadas características y los daña en el sentido de que se les impone y tienen la necesidad de cumplir con ciertas prácticas, discursos y dinámicas para poder afirmar su masculinidad. Sin embargo, también los beneficia, esa es la diferencia. También los beneficia porque les proporciona estatus, monopolio del poder, el control sobre los espacios, sobre los recursos y sobre los cuerpos de las mujeres”. 

“Entonces, justamente la forma que tiene el feminismo de ayudarlos a ellos, a nosotras y a la sociedad toda justamente es parte de lo que venimos haciendo, o sea, generar la reflexión y ponerla a disposición”. 

“Creo que también tiene que ver el interés y receptividad del otro lado, de hombres de también, bueno, vamos a ver qué es esto que se está planteando, qué es esto sobre lo que están las mujeres y el feminismo reflexionado, sobre qué están escribiendo y vamos a leerlo. El feminismo no es sólo para leer entre nosotras”. 

En Chile, en 2018, tuvimos un oleaje importante feminista. Luego unos años después aparecieron Las Tesis con la canción que recorrió el mundo. ¿Cómo observas esta reacción chilena en el contexto latinoamericano que vienes analizando hace tiempo?

“Tuvo en su momento esta movilización feminista chilena un impacto en la región. Creo que ha sido justamente muy novedoso, porque el gran impacto y la gran referencia del feminismo en América Latina ha sido el feminismo de Argentina y el feminismo mexicano. Suelen ser los movimientos más grandes con su diversidad pero también más organizados en la región. Con esta propuesta Chile irrumpe, el Chile que no aparecía como una referencia feminista en América Latina o no solía hacerlo, con esta propuesta artística, performática,  irrumpe y logró masificar esa reflexión y esa problematización de la violencia, del abuso, del femicidio, de la violación, de la discriminación trasciende incluso a América Latina, Europa, África, distintas partes del mundo”. 

“Entonces, por un lado, por supuesto que fue muy positivo porque permitió llevar de forma muy dinámica, forma sencilla, forma colectiva también en el espacio público, que salió de las redes, salió de la individualidad y colectivizó esa experiencia. Fue muy importante y muy valioso porque permitió sacar a las mujeres de esa reflexión individual o de grupos pequeños y permitió organizarse, pero también, digamos que parte de los problemas es la masificación, contribuyó, después de que pasó ese gran momento, al vaciamiento de sentido porque la canción empezó a ser utilizada para ser colocada en boliches, en discotecas, a modo, no por las mujeres y feministas, sino que fue instrumentalizada también por la industria del entretenimiento y a ser utilizada porque está de moda, como un intento también de despolitizarlo”. 

“Entonces justamente esos son los riesgos también de la masificación, pero lo importante es mantenerse ahí generando la reflexión”.

¿Cuáles crees tú que son los temas más importantes hoy para las mujeres en Latinoamérica? También considerando lo que acabamos de conversar, que el impacto que tuvo esta canción y en fondo por qué tuvo ese efecto. 

“Lo fundamental en América Latina, y por eso hablo siempre de la importancia y de la particularidad y la especificidad de nuestra experiencia, no es lo mismo, si bien todas nosotras atravesamos el sexismo, la experiencia de las mujeres en Europa, Estados Unidos, que las mujeres latinoamericanas. El gran problema que tenemos en América Latina es justamente la violencia machista y el femicidio. Entonces creo que estamos concentradas, estamos intentando, en trabajar en mantenernos vivas y yo creo que también por eso tuvo el impacto que tuvo esta actividad justamente porque en ese contexto de violencia  hay  una  desprotección con independencia del país en el que nos ubiquemos en América Latina, la constante es la desestimación social de esa violencia y de ese riesgo letal de las mujeres”. 

“La indiferencia también estatal que se ha conformado con justificar delitos de violencia y de femicidio, pero sin que haya una garantía de protección de las mujeres, prevención, de evitar, de cómo hacemos para evitar que llegue a esos lugares el femicida”. 

“Mujeres que presentan una denuncia y tienen que hacerlo en muchos casos hasta 10 a 15 veces porque no se les garantiza la protección y aún si son asesinadas. Para mi el gran problema es el tema de la violencia machista y los femicidios, porque justamente hay muchas otras cosas que por supuesto nos afectan e intervienen allí, pero la gran preocupación de las latinoamericanas es mantenernos vivas”. 

Entonces eso sería lo que más preocupa, combatir de alguna manera el femicidio, entendiendo que lo que tú describes pasa. ¿Qué opinas de cuando una mujer sufre violencia, por ejemplo, una violación, ¿qué se tiene que dar inmediatamente después de ese acto delictual para que haya una sanación de esa mujer y en el entorno? Porque también presenciar o saber que la vecina o una mujer en el mismo pueblo fue maltratada, violentada, también es agresivo e intimidante. ¿Qué pasos crees tú que se tienen que dar en lo social, en la familia? ¿Cómo continuamos nuestras vidas y salimos adelante?

“En primer lugar tiene que haber una atención real, una garantía de atención y protección a nivel estatal. Es decir, en lo inmediato poder garantizar a la víctima y a su familia la contención psicológica, jurídica y por supuesto la garantía de justicia ante el hecho ocurrido, porque fundamentalmente esto, hay una agresión física que tiene consecuencias físicas y psicológicas y eso debe ser atendido de inmediato”. 

“Muchas veces las mujeres no tienen la posibilidad de acceder a esto, que muchas veces esa atención y contención no es brindada por los organismos del Estado, incluso aquellos que están pensados o construidos para la garantía de derechos y de la integridad de las mujeres y en muchos casos tampoco tienen los recursos propios para dedicarlos e invertirlos en estos tratamientos y estos procesos de acompañamiento”. 

“El Estado debe garantizarlos en primer lugar pero sobre todo debe haber un tema de sanción por supuesto, penal, jurídica del hecho cometido porque la idea, el saber que hay una condición de impunidad frente a un crimen que fue cometido contra ti impide a la víctima avanzar, impide a la víctima no solamente agredida sino que además como a nadie le importó y por eso no se hizo nada. La revictimiza, la mantiene en un escenario de revictimización a la víctima y a su familia”. 

“Entonces la sanción penal inmediata, lo más pronto posible, que haya realmente persecución, captura del agresor y sanción es fundamental. No solamente para la mujer y su entorno cercano que es el familiar, sino que también para su comunidad y el espacio en el que participa, porque cuando una mujer es agredida y no hay una sanción, hay un hecho de impunidad eso le envía un mensaje a todas las mujeres y le dice ‘tú puedes ser la próxima’”. 

En las jóvenes hay una concepción del feminismo que quizás a ratos podría llegar a ser peligrosa en el sentido de que, observo mucho una mentalidad, “voy a ir a una discoteca, tengo 17 o 16 años y voy como quiero. Voy a caminar por el pueblo, lo voy a atravesar caminando porque a mí no me puede pasar nada. Exijo que no me pase nada. Voy con minifalda, con peto, porque a mí me tienen que aceptar como yo me vista, porque el mundo tiene que funcionar bien”. ¿Cómo lo ves tú?, ¿Como una desconexión quizás con la realidad buscando este ideal de igualdad en la sociedad? ¿Le ves algún grado de peligrosidad?

“Hay que tener algo en cuenta y es que si bien, por supuesto, las mujeres independientemente como luzcan, como se vistan, al lugar al que vayan, son sujetos y debieran ser sujetos de garantía, de seguridad, de cuidado, de protección, de respeto, en cualquier espacios, cual sea su situación, cual sea su vestimenta”. 

“Pero la realidad es que una cosa es nuestra exigencia y demanda, que por supuesto al que sea o quien sea así. Y otra la realidad de los contextos en nuestras sociedades, independientemente de nuestros esfuerzos la realidad sigue siendo absolutamente agresiva con las mujeres porque sigue imperando la idea de que somos objetos, de que somos inferiores, de que somos propiedad, de que somos cuerpos que pueden ser utilizados, que pueden ser agredidos, que pueden ser tomados, que pueden ser consumidos”.

“Entonces siempre es importante reflexionar, hacer activismo sobre la importancia del respeto, del reconocimiento, de la garantía de integridad de nuestra persona, de nuestro cuerpo y de nuestro espacio, pero sin perder de vista el autocuidado, lo que se habla del autocuidado feminista también”.

“Identificar y siempre estar alerta ante los contextos, los grupos en los que estamos porque nuestra formación y nuestras herramientas no son las que están en el colectivo y algo que tenemos que entender y que a veces hay un poco de desconexión si con esto, es la idea de que siempre se suele creer de que algunas agresiones sabemos que existen, están lejos, le pueden pasar a las otras mujeres, no a nosotras. Algo fundamental es entender que el riesgo está sobre todas”. 

¿Cómo debiésemos considerar a las diversidades sexuales? Qué pasa, por ejemplo, con una mujer trans. ¿Una mujer trans puede tener actitudes machistas? 

“Es importante tener en cuenta que los imaginarios, concepciones, prácticas sexistas y patriarcales pueden ser reproducidas por cualquier persona, no solamente por los hombres. Aunque si han tenido el monopolio de estas prácticas, por supuesto, pero porque todos y todas las personas independientemente de nuestro sexo, género, pertenencia racial, clase social, todos hemos sido socializados bajo las mismas nociones, respecto a la relación, la interacción, a los cuerpos, al valor del otro, en la hipersexualización de los otros cuerpos. Entonces cualquiera puede ejercer todos estos estereotipos, estas prácticas, estas dinámicas”. 

“El hecho de ser parte de un grupo tradicional e históricamente vulnerable, como lo es la población trans, que sin duda hay una condición de vulnerabilidad, de riesgo, de discriminación, de exclusión de ciertos espacios no significa que necesariamente hay siempre conciencia, muchas mujeres no son feministas aunque vivan discriminación y violencia. Entonces el hecho de vivir una discriminación, el hecho de ser un grupo vulnerable no significa que tengan la formación, la sensibilización o las herramientas para poder romper con esa socialización patriarcal reproductora de estereotipos en la que hemos crecido todas y todos”. 

“Entonces es importante también, porque es como una expectativa, siempre la idea es ”bueno si somos mujeres, se supone que tienes que ser feministas”, o si es trans, se supone que tiene que tener una conciencia de género. No necesariamente porque puede no haber tenido acceso más allá de su experiencia personal y ser un grupo vulnerable han tenido necesariamente el acceso a las herramientas como para reflexionar y problematizar sobre eso”. 

¿Qué práctica podría ser beneficiosa difundir para que más mujeres accedan a eso que nosotras estamos conversando, más allá de una entrevista? ¿Qué se puede hacer, por ejemplo, en un pueblo para empezar a difundir esto?

“Es importante, por ejemplo, hacer actividades con docentes, porque los docentes son reproductores de, en los espacios y en las aulas, de conocimiento, información y nuevas discusiones necesarias”. 

“Hacer actividades de sensibilización, conversartorios con gente de las comunidades de los pueblos o de los sectores populares, plantear y acercar estas discusiones que no queden cerradas en grupos necesariamente académicos o intelectuales, sino que puedan ser integrados en sus prácticas cotidianas. Acompañar por ejemplo, ustedes de los medios, identificar cuándo se reproducen estereotipos y prejuicios en las notas, en los titulares, que es muy común como se tiende a la estereotipación de ciertas características”. 

“Los medios son los grandes difusores y sociabilizadores de la sociedad. Entonces cuando los medios reproducen estereotipos y prejuicios, esto por supuesto funciona como un gran altavoz, que lleva el mensaje que se amplifica y se reproduce estereotipos donde se le lee y se consume. Entonces, si los medios también comienzan a generar cambios en la forma en la forma de pensar, las discusiones que difunden, la perspectiva en la que la hacen, que no reproduzcan prejuicios y estereotipos, sin duda contribuye a cambiar la manera en la que la sociedad que consume esos contenidos comienza a verlos y comienza a interactuar con ellos”. 

¿Qué ocurre con el activismo cuando llegan amenazas por redes sociales?

“Cuando se habla y se plantea sobre feminismo llega acoso de forma masiva en las redes, porque justamente a veces también, el anonimato permite esa agresión y esa impunidad en la agresión en las redes. Ahí, tanto profesionales como activistas el acoso las desalienta, las silencia, las saca del espacio, pero también funcionan esas agresiones como un mecanismo de desmoralización y desmovilización”. 

“Entonces a veces lo que se hace cuando estas oleadas de acoso al activismo, deja por ejemplo, y también por autocuidado y de la salud mental entre otras, desconectarse de las redes unos días, unas semanas, y después volver con los contenidos, volver a plantear la discusión sin abandonar los espacios, pero a veces también tomándose las pausas para el autocuidado y la protección en un escenario también de aversión que tiene impactos en quien lo recibe”.