Este 25 de noviembre se realizó una masiva marcha en Puerto Montt, pacífica, diversa, desordenada, juventud, adultas, adultas mayores, nos reunimos para visibilizar las violencias hacia las mujeres, con la preocupación del mayor enemigo que tenemos la normalización de la violencia.

Columna de opinión
29.11.2021
Por Ana González
Presidenta ONG Lideracción, miembro Red Chilena Contra la Violencia hacia las Mujeres

Quiero detenerme en las declaraciones del electo diputado Kayser del Partido Republicano “las mujeres feas deberían agradecer que las violan” y lo que vino después fue cada vez peor… fue un error decirlo (no pensarlo), se equivocó al decirlo (no pensarlo) son exageradas las mujeres (hace apenas 70 años atrás nos tildaban de histéricas y nuestro castigo era el manicomio, estaba normalizado).

Este 25N duele y cala hondo, cuando las mujeres avanzan vienen los muros para que retrocedan, esos muros no solo los construyen los hombres se apoyan en las mujeres para hacerlo, no pretendo atacar mujeres con esta frase al contrario, quisiera que reflexionáramos nada más contándoles una breve historia del voto femenino también cuestionado por el Partido Republicano. Se cuenta que para promulgar la Ley que le dio el Derecho a voto a las mujeres norteamericanas, ocurrió un hecho no previsto. Un diputado conservador y miembro de la élite social y económica de E.E.U.U. recibió justo antes de votar una carta personal de su madre (también parte de esa élite) luego de leerla cambia su voto y se aprueba el Derecho Civil y Político negado hasta hace apenas 70 años a las mujeres. ¿Qué decía el menaje de esa madre?… “Te he educado toda mi vida, eres lo que formé y ya es tiempo de cambiar y avanzar (en el fondo te quedas sin madre o también me estás castigando a mi)”.

Son millones a lo largo de la historia de la humanidad moderna las mujeres asesinadas: el 10% de la población mundial (un millón de mujeres) en la edad media acusadas de brujas y quemadas, las asesinadas políticas activistas medioambientales, feministas, indígenas, rurales, migrantes, de la disidencia sexual. Internadas en manicomios con tratamiento de electroshock, torturas, violadas correctivamente, vendidas como esclavas. Femiciidios y desaparecidas en pacto de silencio ¿dónde está y qué pasó con Claudia Agüero en Puerto Montt?. La lista de violencia es larga, horrorosa y hoy en pleno 2021 casi finalizando el año pareciera que ni esa violencia ni ese cambiemos para avanzar tuviera sentido.

Las mujeres activistas sabemos que siempre es peligroso lo que hacemos, que lo hemos luchado siempre de forma pacífica y decidida, que cuando nos matan, salen miles a la calle o llenan las redes sociales, sin la conciencia que fue el silencioso, el desgano y el machismo de esas mismas que lloran, la que permitió ese crimen. Aún así, seguimos adelante haciendo lo que creemos correcto somos diversas y nos merecemos respeto, exigimos la igualdad de Derechos, luchamos porque miramos a la cara de nuestras hijas y no podemos hacer otra cosa que garantizarles vida digna.

Las activistas feministas tenemos que comer como todas las jefas de hogar (mujeres solas), trabajamos como todas las demás, envejecemos como toda la humanidad, tendremos pensiones indignas como todas y todos los demás, sangramos como toda la humanidad. Pese a todo seguiremos luchando porque miramos los ojos de nuestras hijas e hijos cada vez que lo hacemos