Sería injusto desconocer los avances sociales, culturales y educacionales que hemos presentado como sociedad respecto a las temáticas feministas, pero no debemos perder de vista que aún falta un largo camino por recorrer. Y en este camino, el cual ha sido doloroso, complejo y con millones de adversidades, la educación es y será siempre un pilar fundamental del cambio. Pero ¿Cómo avanzar cuando dentro de instituciones educativas aún se observan culturas sexistas?

Columna de opinión
08.03.2023
Por Nadia Garcés Montes
Profesora y encargada de Convivencia Escolar

Lo cierto es que en contextos educativos, particularmente los públicos, aún se encuentran liderazgos patriarcales enraizados. Pese a los avances y esfuerzos por instalar una cultura con mirada feminista y con programadas pensados en que las nuevas generaciones se eduquen mediante los cimientos de una educación no sexista, aún se observan prácticas absolutistas contradictorias en directores de escuelas públicas de nuestro país.

Según Kenneth Leithwood, investigador educacional, el liderazgo es “la labor de movilizar e influenciar a otros para articular y lograr las intenciones y metas compartidas de la escuela”, pero lamentablemente el liderazgo aún es confundido por algunos directores con el autoritarismo y egocentrismo profesional. Con una incapacidad de movilizar masa, si no más bien dividir la escuela y abanderar a las personas con tal de satisfacer sus necesidades personales. Por ello, es
triste pensar que aquellas niñas y mujeres que conforman una comunidad educativa tengan que estancar su desarrollo personal y profesional respecto a estas temáticas que hoy son tan importantes y más necesarias que nunca por “líderes” incapaces de concientizar una educación no sexista. Por el contrario, menoscaban el protagonismo de la mujer ejerciendo una violencia silenciosa que refleja una comprensión obtusa de lo que significa el rol de la mujer en la sociedad tras largos años de lucha inconmensurable.

Hoy, es importante que los Servicios Locales de Educación Pública de nuestro país escojan directores y directoras con un sustento intelectual, académico y cultural avanzado respecto a temáticas feministas, que comprendan y sean agentes activos y genuinos en la instalación de prácticas idóneas dentro de la escuela, de lo contrario, millones de niñas y mujeres profesionales seguirán descendidas y estancadas en un lugar que debería ser su espacio seguro.