Fue abrumador,  triste y frustrante el resultado del plebiscito del domingo 4 de septiembre. Nos juntamos como colectiva, porque eso hacemos las mujeres feministas. Construimos, nos autocuidamos, nos levantamos y seguimos.

Columna de opinión
13.09.2022
Por Ana González
Presidenta ONG Lideracción, miembro Red Chilena Contra la Violencia hacia las Mujeres

No iniciaremos esta columna menos preciando, roteando ni tratando mal  a las mujeres que votaron rechazo, pues de maltrato ya tenemos suficiente las mujeres y de cualquier estrato económico o clase que les molesta tanto lo digamos así.

Queremos de igual forma dejar algo claro, porque en la democracia  parece que algunos no sólo se atribuyen los resultados, sino que además creen que por una mayoría se deja automáticamente de pensar y sentir como se siente. Aclaración primaria, se respetan los resultados y se sigue trabajando en función de las convicciones. Al respecto también aclarar que cuando Giorgo Jackson habló de otra escala de valores, no sabemos en qué parte se habló de una superioridad moral. ¡Sí! tenemos una escala humana distinta y pensamos distinto, eso es todo distinto, no superior.

La vida humana es movimiento, nacemos, envejecemos y morimos, las únicas certezas que tiene cada persona. Lo que está en el medio se llama vivir y cada cuál construye en relación a lo que cree y lo que piensa.

Nos costará más, nos demoraremos más, pero no vamos a dejar de creer que es sano que hombres y mujeres sean iguales, que el machismo mata mujeres, que estamos con una cancha desnivelada y que somos ciudadanas de segunda categoría. No dejaremos de creer que el Senado está demás. Existe una Corte Suprema, un Tribunal Constitucional, para ver legitimidad de las leyes. No dejaremos de creer que su función es costosa para cada una de nosotras y que no han apoyado la labor de las mujeres. Les volvemos a preguntar ¿qué pasa con la Ley del derechos de las Mujeres a una vida libre de violencia? que llevan parando 8 años en su Cámara.

No dejaremos de creer que la tierra tiene sus días contados, que no queremos heredar un mundo sin agua, en guerra por los recursos naturales y que las especies animales son sintientes.

Seguiremos pidiendo paridad estructural decisional y que la vida nos pertenece junto con nuestro cuerpo y nuestras propias decisiones.

Desde cualquier espacio, y llevamos 15 años en la región siendo activistas, no vamos a parar de exigir y luchar por la igualdad, por sueldo decentes, por trabajos decentes y fin de los abusos.

Otro mundo siempre es posible, una vida más digna siempre se puede construir. Seguiremos porque eso hacemos, seguir con la esperanza y la alegría que el futuro lo vivirán mejor nuestras hijas, hermanas, sobrinas, nietas.