En pleno invierno, con el plan Paso a Paso actualizado por segunda vez en el año y muchas comunas liberadas de la cuarentena. Han bajado los contagios y la gran mayoría de la población está vacunada. Surge entonces la necesidad de encontrar panoramas novedosos para divertirse con la familia y amigos. A dos kilómetros de Frutillar Bajo se encuentra Cancagua, un nuevo emprendimiento sostenible que ofrece relajo en un ambiente natural y otorga los beneficios de las aguas calientes. Este proyecto da cuenta de la reinvención en tiempos de pandemia, la historia de muchos santiaguinos que han migrado al sur de nuestro país con la esperanza de un mejor vivir.

12.07.2021
Por Francisca Vargas

Mario Hermosilla es un emprendedor que se vino a la cuenca del lago Llanquihue escapando del estallido social y la pandemia. Después de trabajar desde 2007 en Santiago en turismo, fue co-fundador del Hostal Providencia, Forestal, Plaza de Armas y una agencia de arriendo de departamentos de lujo Rent and Furnished, se radicó en Frutillar siguiendo a Luciana Misi, una brasileña enamorada de la Patagonia. Juntos crearon Cancagua, un Spa al aire libre con espectaculares vistas al lago Llanquihue, ubicado a dos kilómetros de Frutillar Bajo.

Luciana Misi, emprendedora, arquitecto cofundadora de CasaSana VidaSana, cofundadora de Cancagua y de Mareas Ralún Lodge, fue responsable por el diseño y las tecnologías de Cancagua. En medio de una quebrada, diseñó seis pabellones que abarcan los hot-tubs con sus livings, rodeados de naturaleza, pensando en minimizar el impacto en ella y su integración al entorno de forma armónica, con una estructura metálica de techo y terrazas que acompañan la pendiente del cerro. El recorrido por pasarelas volantes guía por entremedio de Arrayanes, Lingues, Maquis, helechos, sonidos de agua y colibríes.

“Cancagua nace del amor, de las ganas de moldear y construir nuevas miradas, de la decisión consciente de cambiar percepciones y transformarnos hacia nuestra mejor versión con flexibilidad. Un camino que se convierte en arte, que se construye y se vive con serenidad. Que compartamos lo mejor que tenemos”, dijo Mario Hermosilla.

Ofrecen clases de yoga y comenzarán a trabajar con mindfulness, meditación, yoga and fitness, alimentación consciente y masajes. Su idea es prontamente poder arrendar espacios para talleres. “Está todo pensado para que la experiencia sea fantástica”, dijo Mario Hermosilla mientras afirmó que “el agua está en constante tratamiento”. La sacan de las vertientes. No la vacían al lago, sino que la limpian en un circuito cerrado. Además, ofrecen un servicio de aperitivos con bebidas y productos locales vegetarianos, libres de gluten, tablas con queso y charcutería de la zona.

El viaje de emprender 

Cuando estaba en la universidad, Mario Hermosilla limpiaba piscinas. Recordó que: “a los 28 años partí con, yo creo, una de las empresas más exitosas que he tenido que era el hostal Providencia, que después fue creciendo a una empresa de departamentos amoblados de lujo. La iba a vender justo el 22 de octubre para el estallido social. Creo que uno de los desafíos más grandes en mi vida ha sido reinventarme en tiempos de pandemia”.

“Cuando uno emprende salen todos los fantasmas. Todas las sombras. Cuando uno parte un proyecto llega la duda a tocar la puerta. Los juicios y la auto exigencia. Para mi siempre el viaje empresarial es un viaje de autoconocimiento. Pero eso lo he aprendido con los años. Estoy en la mitad de la vida donde uno mira cómo quiere vivir el resto de la vida”, agregó.

Para el empresario cada día es un viaje y lo que le interesa es el estilo de vida que encontró en la cuenca del lago Llanquihue. Baja a su trabajo caminando, duerme tranquilo, desayuna y almuerza con sus hijas y esposa. Lo reconfortan las caras de felicidad de sus clientes y se contagia de esa energía día a día. Es un ejemplo de reinvención empresarial en plena crisis social y sanitaria.