Seis lugares que tienes que ver si estás en Puerto Varas

En la décima región, frente al lago Llanquihue, se encuentra la ciudad de Puerto Varas. El pueblo, hoy convertido en ciudad, actualmente vive una gran popularidad, gracias a su belleza natural y variados sitios turísticos. 

 20.02.2023
Por Ignacio Zañartu

También llamada “Ciudad de las Rosas”, el flujo de personas hacia Puerto Varas -sean turistas o nuevos residentes- no ha hecho sino crecer en el último tiempo. Su riqueza cultural, vibrante vida nocturna e infinidad de panoramas disponibles la vuelven un destino turístico ideal.

Museo Pablo Fierro

Ubicado en la Avenida Costanera Vicente Pérez Rosales, frente al Lago Llanquihue, se encuentra el Museo Pablo Fierro.

La casa parece sacada de una película de Studio Ghibli; con 5 pisos en total, la proa de un barco en la terraza y un reloj cucú gigante en el jardín, su fachada es impresionante.

Su fundador, Pablo Fierro, trasladó el museo desde Puerto Montt a Puerto Varas en 2006 y desde entonces está en constante expansión. Dentro tiene un aula de clases, una sala de cuadros e infinidad de objetos en las paredes, estantes y techo. Repartidas por todo el lugar también se encuentran a la vista pequeñas cartas escritas por turistas de todas partes del mundo que han visitado este imperdible museo. También se pueden comprar dibujos y pinturas para recordar la visita.

Pablo Fierro, dueño y fundador del museo, lo describió como “un lugar inspirador. Para los niños es como un juego libre, para ver y pasarlo bien. A los jóvenes les recuerda que hay que luchar por los sueños y trabajar. Para los adultos, este lugar está para recordar la infancia, a los amigos y cómo fue su niñez. Incluso los abuelitos pueden ver acá muchas cosas que usaron. Es un lugar para todas las edades”, explicó.

“Para mí es un pedazo de cielo. Es un lugar para encontrarse con nuestra infancia, nuestra niñez. En este mundo tan volátil puedes encontrar un lugar donde te puedes olvidar de lo que pasa afuera”, concluyó Fierro.

El museo está abierto de 11:30 a 20:00 horas y la entrada es gratis, aunque se agradecen las donaciones.

Barrio Patrimonial

En la zona poniente de la ciudad, entre los sectores San Ignacio, Estación y Costanera, se encuentra el Barrio Patrimonial de Puerto Varas. Se trata de un conjunto de casas antiguas construidas por familias alemanas entre finales del siglo XIX y principios del XX que se puede recorrer a pie en aproximadamente dos horas.

Edificados al estilo Chalet Alemán, los hogares cuentan de dos pisos y techos empinados. Su particular estilo y aporte cultural derivó en que varias obtuvieran el estatus de Monumento Histórico en 1992. Con todo, hoy muchas de las casas sirven de oficinas, negocios o restaurantes.

Algunos de los hogares más famosos en el barrio patrimonial son la Casa Maldonado (1915), la Casa Jüpner (1910), la Casona Alemana (1914) y la Casa Yunge (1932).

Andrés Ramírez, presidente del Consejo Vecinal de Desarrollo para el Barrio Típico de Puerto Varas dijo que “yo creo que el atractivo es como en la actualidad el barrio se va adaptando al proceso de modernización. Hay casas que se han transformado en comercios, en oficinas, pero siempre manteniendo su identidad, que lleva teniendo más de 100 años. Es un barrio que se está actualizando, pero que respeta su historia y lo que se desarrolla en él”.

Iglesia Parroquial del Sagrado Corazón de Jesús

En Verbo Divino #427, frente al parque Gruta de Lourdes, se encuentra la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. Construida en 1918 por los arquitectos Edmundo Niklitschek y Bernardo Klenner, la parroquia emula a la Iglesia Marienkirche en la región Selva Negra, en Alemania. Declarada Monumento Histórico, tiene más de cien años, es de estilo neoromano y está hecha de ulmo y roble. Sin duda su interior es lo que más destaca. Un techo arqueado de azul vibrante, paredes blancas y un bello altar rodeado de estatuas religiosas. Su buen cuidado demuestra la importancia cultural que el edificio tiene para la comunidad de Puerto Varas, misma razón por la que fue restaurada entre 2003 y 2005.

Sobre esto, el libro “100 años en el Corazón de Puerto Varas” se lee: “Cabe resaltar que, siendo un monumento histórico nacional, gran parte de los fondos que permitieron financiar su restauración, fueron aportados por la comunidad y empresas privadas. Ello da cuenta del compromiso de la comunidad con su ciudad, su historia y su cultura”.

Está abierta de martes a sábado de 10:00 a 13:00 horas y 16:00 hasta las 20:00 horas. Los domingos solo se encuentra abierta durante la misa de las 10:00 y las 12:00.

 

Parque Philippi

Ubicado en Decher #200, este parque fue nombrado en honor al científico y botánico alemán Bernardo Philippi, una de las principales figuras de la colonización germana en el sur de Chile.

Con bosque nativo por un lado y enormes pinos por el otro, cuenta con pistas para ciclismo y diversos senderos que culminan en un mirador de 30 metros de altura. Por el camino se pueden llegar a ver diferentes aves nativas, como el Fiofio, el Chucao, la Torcaza y el Cachudito, entre otros.

En la cima del cerro se encuentra la “Cruz Monumental”, edificación que se ve desde diferentes puntos de la ciudad y se ilumina en las noches. El recorrido es apto para todas las edades y solo la vista del lago Llanquihue desde la Cruz es suficiente para no perderse este lugar.

Está abierto de lunes a domingo de 8:00 a 22:00 horas con entrada liberada.

 

 

Museo Antonio Felmer

En #6, V-50, en la localidad de Nueva Braunau, está el museo Felmer, creado en 1975 por Antonio Felmer Niklischek.

La exposición da cuenta del estilo de vida de los colonos a través de objetos que usaban en su vida cotidiana. Todos fueron recolectados por el mismo fundador, Antonio Felmer, quien los consiguió preguntando de puerta en puerta a las familias de la zona.

En la entrada te recibe un pasillo lleno de fotografías de rostros del pasado, mientras que el primer y segundo piso exponen sus herramientas, muebles y vestimenta a través de escenas arregladas para hacerte sentir como era vivir en aquella época.

El exterior del museo muestra lindos paisajes rurales, una pequeña tirolesa, una pileta con peces y una granja donde los visitantes pueden interactuar con los animales. El museo también cuenta con una cafetería para sentarse a disfrutar un buen café acompañado de un postre. Se recomienda especialmente el kuchen de nuez de la casa.

Tomás Castillo Felmer, nieto del fundador contó que “mi abuelo recolectó por décadas diversos objetos que familias descendientes de colonos le donaron, creyendo en su proyecto. Siempre fue un coleccionista de variados archivos y artículos cotidianos propios de la vida del siglo XIX en esta zona. Siempre admiré su dedicación. Y ahora estoy orgullo de trabajar en el museo y ver que es una realidad”.

Está abierto de jueves a domingo de 11:00 a 20:00 horas. La entrada tiene un valor de 4 mil pesos tanto para adultos, jóvenes y estudiantes.

Estatua Licarayén

Hecha por el artista boliviano Jaime López, “Licarayén” es una escultura de 7.5 metros de altura ubicada en la zona norte de la costa, conocida como “La Puntilla”. El lugar está lleno de carritos de comida para todos los gustos, desde café y postres hasta churros y platos veganos, las opciones no escasean. Además de la comida,  parejas de enamorados visitan especialmente la estatua para colgarle candados, tradición que simboliza el deseo de una unión eterna.

La leyenda de Licarayén

La escultura fue construida en honor al mito de Licarayén. Según se cuenta, Licarayén era la mujer más pura y bella entre los huilliches, que vivían entre los volcanes Osorno y Calbuco. Ella estaba enamorada del valiente toqui Quitralpi y habían acordado casarse la próxima primavera.

Sin embargo un pillán (en mapudungun un “Pillán” es un espíritu maligno que reside en volcanes y provoca desastres) llamado Pirepillán vivía en el Volcán Osorno. Él había sido desterrado al volcán por autoría de Quitralpi y, enfurecido por la futura unión de los enamorados, comenzó a hacer temblar la tierra, escupiendo fuego y azufre.

Según una antigua Machi, la única forma de calmar a Pirepillán era sacrificando a la mujer más bondadosa y hermosa de la comunidad. Luego de una larga deliberación, se decidió sacrificar a Licarayén, quien aceptó su destino con calma y amor.

Una vez muerta, Quitralpi tomó el corazón de su amada y lo llevó a la punta del cerro Pichijuan (a 30 km de Puerto Varas aprox). Puso una rama de canelo sobre él y con gran dolor se despidió de Licarayén. Fue entonces que un cóndor bajó, se comió el corazón y tomando la rama de canelo la dejó caer en el cráter del volcán Osorno.

De inmediato comenzó a caer nieve, que tapaba el cráter del volcán; desde la cima parecía que el alma de Licarayén bajaba en busca      de Quitralpi. Fue entonces que el toqui se lanzó sobre una lanza, atravesando su corazón, para volver con su amada.

Durante nueve años nevó, y cuando los hijos de la tierra volvieron al lugar del sacrificio encontraron un bello palacio lleno de helechos y flores. Ese lugar existe y se encuentra al fondo de la quebrada del Diablo, cerca de Puerto Varas.

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