Chile ha desarrollado una variedad de arroz innovadora que reduce significativamente el uso de agua y elimina las emisiones de metano, ofreciendo una solución sostenible para la crisis hídrica y el cambio climático global. Este avance, liderado por investigadores del Instituto de Innovaciones Agropecuarias (INIA), combina variedades de alto rendimiento con prácticas agrícolas inteligentes, como la rotación de cultivos y riego controlado, mejorando la estructura del suelo y reduciendo el uso de agroquímicos.

21.03.2025
Por Pedro Galvez

El arroz es un cultivo esencial para la alimentación global, especialmente en países como China, India e Indonesia. Sin embargo, su producción conlleva altos costos ambientales, principalmente por la cantidad de agua que requiere. Tradicionalmente, los campos de arroz se inundan para promover el crecimiento de la planta, lo que además genera emisiones de metano, uno de los principales gases de efecto invernadero.

Innovación en el cultivo de arroz

Es por esto que Investigadores del Instituto de Innovaciones Agropecuarias (INIA) de Chile han desarrollado un sistema de producción de arroz climáticamente inteligente, que utiliza variedades de alto rendimiento en ambientes aeróbicos, sin inundación. Este modelo aplica prácticas similares a la plantación de maíz, como rotación de cultivos y siembra en hileras, con riego cada 8-12 días según el suelo y clima.

“Uno de los pasos clave de esta nueva metodología es la rotación de cultivos, una innovación en el cultivo del arroz. Tradicionalmente, el arroz se ha sembrado en monocultivo, lo que afecta negativamente al suelo, provocando erosión y pérdida de carbono. Con estas nuevas variedades y una distribución optimizada en el campo, logramos un alto rendimiento sin necesidad de la tradicional inundación, protegiendo así la tierra y mejorando su estructura”, destaca Karla Cordero, Coordinadora Nacional de Seguridad Alimentaria del INIA.

Además de sus beneficios ambientales, este arroz es capaz de ser producido con menos uso de agroquímicos, disminuyendo así los costos de producción para los agricultores. El proyecto ha iniciado con pilotos exitosos y ha captado el interés de numerosos productores en la región del Maule, una zona que enfrenta a la sequía desde hace más de una década.

El impacto global de esta mejora toma relevancia, ya que la práctica tradicional de inundar los arrozales genera aproximadamente el 10% de las emisiones mundiales de metano. Con esta nueva técnica de cultivo, Chile está ofreciendo una solución que no solo responde a la escasez de agua, sino que también aporta a la lucha contra el calentamiento global.

“Gracias a los avances en el mejoramiento genético vegetal, junto a la optimización de las prácticas agrícolas, la agricultura chilena se ve altamente beneficiada, con soluciones tanto económicas como para la protección del agua y el medio ambiente. El mejoramiento genético vegetal es escencial para adaptar la agricultura a los desafíos climáticos y ambientales que enfrentamos para producir alimentos”,  señaló el Dr. Miguel Ángel Sánchez, Director Ejecutivo de ChileBio.

Este avance ha recibido el apoyo de diversas instituciones y organizaciones internacionales, entre ellas el Global Methane Hub, que promueve la reducción de emisiones de metano en el mundo. La implementación de esta tecnología representa un paso importante hacia una agricultura más sostenible.

Con este paso en la producción de arroz, el país se consolida como un referente en soluciones agrícolas sustentables, comprometido con la preservación de los recursos naturales.