La reciente creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), anunciada por el Presidente Gabriel Boric, marca un paso crucial para la protección de los ecosistemas chilenos. Sin embargo, esta institucionalidad solo será efectiva si se acompaña de una inversión proporcional al valor estratégico de la Patagonia. Con casi la mitad de los bosques nativos del país y la mayoría de sus glaciares, la región austral representa un activo invaluable para la resiliencia climática global, el turismo y la imagen internacional de Chile. La columna llama a una toma de decisiones audaz para evitar que el SBAP se convierta en una estructura simbólica sin impacto real.
09.06.2025
Por Marcelo Reyes
Académico de Vinculación con el Medio
Arquitectura USS, sede De la Patagonia
Columna de Opinión: La Patagonia chilena: un activo estratégico que exige inversión para su conservación
El pasado 14 de abril, el Presidente Gabriel Boric inauguró oficialmente las oficinas del nuevo Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), una institución largamente esperada por la comunidad científica y ambiental. Su implementación, prevista para 2026, permitirá por primera vez que Chile cuente con una entidad única —dependiente del Ministerio del Medio Ambiente— dedicada exclusivamente a conservar su biodiversidad y áreas protegidas.
Este hito institucional debe ir acompañado de una discusión urgente: ¿tendrá el SBAP los recursos suficientes para proteger verdaderamente el patrimonio natural del país?
Un tesoro natural de valor incalculable
La Patagonia chilena alberga cerca del 50% de los bosques nativos del país y más del 70% de los glaciares de América del Sur. Regula el ciclo hídrico, captura millones de toneladas de carbono al año y es refugio de una biodiversidad única: más de 20.000 especies de plantas y 1.200 especies animales. Su densidad poblacional, inferior a 2 habitantes por km², ha permitido conservar ecosistemas esenciales para la resiliencia climática regional y global.
Según datos del Ministerio de Desarrollo Social, solo los parques nacionales de la Patagonia capturan carbono con un valor social estimado en más de US$ 100 mil millones anuales al año 2025, cifra que podría alcanzar los US$ 156 mil millones para 2030.
Sin embargo, la inversión actual en conservación de estas áreas bordea apenas los US$ 12 millones anuales, es decir, menos de un dólar por hectárea protegida.
Inversión en conservación: la gran deuda
Este contraste es alarmante. La OCDE recomienda destinar entre el 2% y el 8% del valor social de un activo a su conservación. Chile, en cambio, destina menos del 0,01%. La Patagonia no solo es biodiversidad: es infraestructura ecológica, motor turístico, freno climático y marca país.
Más aún, el 78% de los turistas extranjeros que visitan Chile lo hacen atraídos por su naturaleza, especialmente por los paisajes patagónicos.
¿Una institucionalidad con presupuesto?
La creación del SBAP es una buena noticia, pero su éxito dependerá del presupuesto que se le asigne. Si no se invierte con decisión en proteger el patrimonio natural del país, esta nueva institucionalidad corre el riesgo de transformarse en una estructura vacía.
La conservación de la Patagonia chilena no es un gasto: es una inversión estratégica. En infraestructura verde, en economía sostenible, en imagen internacional, en bienestar para las comunidades locales y en seguridad frente al cambio climático.
Es hora de que Chile deje de ser uno de los países que menos invierte en conservación por hectárea protegida, y comience a liderar con hechos la protección de su patrimonio natural más valioso.