Paola Álvarez tiene 53 años y es directora ejecutiva del diario El Heraldo Austral, que fue fundado por su padre Rosendo Álvarez y Benjamin Mansilla en Frutillar, en 1951. Luego de la muerte de su padre, fue Lucía Bravo, su madre, quien tomó la dirección de la publicación. Eso hasta el año 2004, cuando Paola tomó el mando. Este año, el medio cumplió 70 años. Desde marzo de 2020, inicios de la pandemia, que El Heraldo Austral dejó las publicaciones en papel para abocarse a lo digital. Para Paola Álvarez, el Heraldo Austral es un diario “para que la comunidad exprese sus opiniones”.

19.10.2021
Por Francisca Vargas

 ¿Cuál fue la motivación que tuvo tu padre para crear el diario El Heraldo Austral?

“Realmente no sé cuál habrá sido la motivación que tuvo. Supongo que le gustaba mucho el tema. Él empezó, no hablaba mucho de su niñez ni nada, pero de acuerdo a lo que sé él empezó en Valdivia. Empezó trabajando como de junior o ayudante de la parte de prensa de algún diario en Osorno, si no me equivoco. Y al poco andar se vino a Puerto Varas. ¿Por qué se vino para acá? Seguramente a trabajar en algún otro diario que hubiera habido acá, no tengo clara esa parte de la historia”.

“El Heraldo se fundó en Frutillar, en el año 1951 con Benjamín Mansilla y mi papá, Rosendo Álvarez. Benjamín Mansilla aportaba las imprentas y mi papá el periodismo. Que en ese tiempo evidentemente no habían periodistas. A mi papá después le dieron el título por la experiencia que tuvo”.

“Entonces yo supongo que la motivación era que le encantaba el tema. Que le encantaba reportear y contarle a la comunidad lo que estaba pasando a su alrededor. Eso fue en el año 1951”.

“Al poco andar, mi papá y Benjamín Mansilla se separaron. Don Benjamín siguió con su negocio original que era la imprenta. Con la Imprenta Gutenberg que fue súper famosa acá en Puerto Varas. Mi papá siguió con El Heraldo hasta el año 1988, cuando murió”.

“Cuando mi papá murió en el año 1988 se hizo cargo mi mamá, Lucía Bravo. Hasta el 2004 cuando me vine a hacer cargo yo. Cuando yo me hice cargo el diario estaba muy de capa caída. Casi muriendo. Empezamos una labor para reposicionarlo”.

¿Cuál es la relación que tienes tú sentimentalmente con el diario?

 “La relación que tengo es como si fuera mi madre y mi hijo. Una cosa súper extraña. Porque me crio y después lo crie yo a él. Es súper potente la relación sentimental que hay con el diario. El Heraldo, para mi siempre ha sido como un medio de expresión de la comunidad, para mi no es un diario para que yo exprese mis opiniones.  Es un diario para que la comunidad exprese sus opiniones. Por eso El Heraldo no tiene editorial diaria. Yo no escribo mis pensamientos con respecto a nada porque a quién le importa lo que yo piense. Importa lo que piensa el resto. Somos un vehículo para que la comunidad se exprese más que para que nosotros demos nuestras ideas”.

¿Qué significa para ti el periodismo y manejar un diario?

 “Yo no soy periodista. Yo soy licenciada en humanidades con mención en lenguas y literatura inglesa de la Universidad de Chile. Hay muchas cosas de manejar un diario formalmente que desconozco y que tampoco quiero conocer. A mi me gusta manejarlo desde mi sentimiento de usuaria de un medio de comunicación”.

“A mi me parece que la importancia del periodismo es en la medida que interprete las necesidades de una comunidad. Más que el periodismo en si mismo, me parece que cualquiera puede ser reportero. Ahora se usa mucho el reportero ciudadano, las denuncias. Yo creo que los diarios, de alguna manera, nuestra labor hoy en día es un poco dar la noticia y que no sea fake news. Lo que realmente pasa. Más allá de los rumores, más allá de los comentarios, averiguar si es real lo que las redes sociales están diciendo es verdadero o es falso. Entonces me parece que el periodismo la labor hoy día, como siempre la ha tenido es súper importante. Hoy día una labor extra de verificar lo que realmente se está diciendo. Porque uno evidentemente se puede basar en las redes sociales para levantar un tema. Pero el tema no necesariamente es verdadero”.

“Creo que manejar un diario es una de las cosas más entretenidas que existe. Creo que es súper entretenido trabajar en los medios de comunicación. El acceso que uno tiene a informaciones, entrevistas, a conocer gente, hablar de temas, a saber de cosas. Es maravilloso. O sea, me encanta lo que hago. Manejar un medio de comunicación es una de las cosas más entretenidas que existe”.

¿Cuándo y por qué se dio el salto a lo digital?

 “El salto a lo digital lo empezó a dar mi mamá. Ella no era muy buena para lo comercial, pero lo que hizo fue comprar los primeros computadores Mac y la primera impresora Mac, para que el diario se transformara en digital. Después cuando llegamos a hacernos cargo del Heraldo, yo me hice cargo con mi marido en ese momento, Gustavo Gálvez, mi ex marido ahora. Pero que sigue trabajando con nosotros. Evidentemente empezamos con la página web y a ponernos al día en todo lo que tenía que tener un medio de comunicación. De ahí siempre hemos estado pendientes de todo lo que hay que hacer en términos de digitalización del diario. Que me parece que es el camino actualmente”.

“Uno tiene que estar siempre atento a qué canal el usuario utiliza, o el lector utiliza, para leerte. Por lo tanto, me parece que lo digital es esencial en este momento. Creo que todos están con el teléfono en la mano viendo las noticias. Entonces me parece que es importantísimo el mundo digital. Como antes fue importantísimo el mundo en papel”.

“Ya no tenemos papel. Desde marzo del año pasado El Heraldo Austral ya no circula en papel. Solo circulación digital. Porque cuando llegó la pandemia y se cayó el 90% de los clientes, evidentemente hubo que tomar una decisión rápida para mantener el diario a flote. La decisión fue mandar a toda la gente a Ley de Protección del Empleo y eso significaba que ya no tenía personal para imprimir. Por lo tanto, el diario pasó a ser solamente digital. Me di cuenta que en realidad al final el papel no era vital”.

¿Descartas volver al papel en algún momento?

 “No lo descarto. Para nada. En este momento el papel está carísimo. Nosotros somos miembros de la Asociación Nacional de Prensa y de repente veo las dificultades que tienen los diarios en papel para conseguir papel. Los insumos están siendo problemáticos hoy en día”.

¿Cómo visualizas El Heraldo hacia el futuro?

 “Me lo imagino más profesionalizado. No estando yo en el día a día. Con profesionales a cargo del diario y yo mucho más retirada. Me lo imagino volando más alto en ese sentido. Ahora nosotros no queremos ser un diario que no esté con la comunidad. Queremos estar cercanos al nivel de la comunidad. Que la gente nos encuentre y nos cuente. Pero evidentemente con otras personas a cargo. Mucho más profesional de lo que existe hoy en día. No estoy diciendo que hoy día no sea profesional. Pero evidentemente una empresa mucho más sólida, mucho más empoderada de lo que es”.

“Llegar a los cien años con un equipo más grande. Con más periodistas. No sé, quién sabe lo que la tecnología nos va a traer. A lo mejor volver al papel, no sé. Uno nunca sabe. Siempre estar atento a los cambios. Interpretando los canales que el cliente usa, que el lector usa para llegar a ti. Creo que el tema de estar atento a los canales es súper importante”.

¿Cuál crees tú que es la valoración que tiene la comunidad de El Heraldo Austral? 

 “Puedo estar equivocada. Siento que la comunidad puertovarina ve El Heraldo como algo propio. Como algo absolutamente de ellos. Creo que lo ven como un medio que interpreta lo que está ocurriendo. Creo que lo ven como un medio cercano y confiable. Eso creo que la gente piensa de El Heraldo. Puedo estar equivocada, viene de cerca la recomendación. Pero creo que esa es la visión que tiene la gente del Heraldo. Como un diario que siempre les va a decir la verdad. Que no va a exagerar ni va a sacar de contexto ni a decir cosas que no corresponden”.

“Creo que somos súper pluralistas, o sea, no somos de derecha ni de izquierda ni tenemos ninguna religión. Nosotros nos definimos como puertovarinos. Y esa nuestra línea editorial. Todo el mundo tiene cabida en El Heraldo y esa creo que es la riqueza que tiene cualquier medio de comunicación, que debe tener, que todas las ideas tienen interpretaciones porque la variedad es maravillosa. Entenderlo es súper importante”.

¿Crees que deberían existir más medios independientes en Puerto Varas?

“Creo que hay espacio para todos. Claro que sí. De hecho, nacen muchos. Siempre. Ahora cada persona en su teléfono tiene un medio independiente”.

¿Qué opinas de la inmigración que está viviendo Puerto Varas?

“Soy puertovarina. Nacida y criada acá. Nací en el Hospital San José en ese momento, ahora Clínica Puerto Varas. Estudié en el Colegio Inmaculada Concepción de Puerto Varas, de primero a octavo básico y en el Colegio Germania de primero a cuarto medio. Hasta cuando me fui a la universidad a Santiago”.

“Creo que, cuando yo me fui de Puerto Varas en el año 1986, Puerto Varas era una ciudad muy chica, todos nos conocíamos, bastante cerrada. Soñábamos con que el turismo no fuera estacional, no fue solo en el verano, sino que también en invierno. Pero no nos imaginábamos que alguien pudiera interesarse en venir a Puerto Varas con lluvia. Porque la gente aquí toda alegaba que tanta lluvia, que el clima, etcétera”.

La llegada de los salmoneros

“Cuando yo me fui se produjo la primera inmigración que fue la de los salmoneros. Entonces se empezó a crear la salmonicultura y los salmoneros se empezaron a instalar a vivir en Puerto Varas. Ahí comenzó el tema de las parcelaciones. O vivías en la ciudad o vivías en el campo. No vivías en este intermedio suburbano y de parcelaciones con grandes casas y eso se empezó a crear con la llegada de los salmoneros, que se empezaron a instalar camino a Ensenada y más en ese tiempo ahí a la vuelta de la Ensenada que se llamaba ‘Villa Miseria’, me acuerdo. De una manera un poco irónica evidentemente, por las casas que eran increíblemente bonitas”.

“Creo que la inmigración a Puerto Varas le ha hecho súper bien. Empezamos a abrir, empezamos a ser un poquito más a aceptar las diferencias, a aceptar otras opiniones. La inmigración nos vino a abrir la mente, nos vinos a hacer una ciudad mucho más cosmopolita, mucho más cariñosa, mucho más abierta. Creo que la presión que estamos viviendo ahora es producto de la calidad de vida que tenemos y que aún tenemos a pesar de los tacos. Y como un boom, el boomtambién se va a acabar en algún momento. Este boom inmobiliario, así como empezó en algún momento va a terminar. Los precios van a bajar y la cosa se va a estabilizar”.

“Creo que toda comunidad vive en un péndulo. Que de repente está mejor, de repente está peor. Me parece que es parte de la vida”.